Las granadas de Gibrám y las granadas del Cervantes
Las granadas
Cosecha de granadas(Tacuinum
Ssnitatis -Manuscrito sobre salud-, siglo XIV)
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Había una vez un hombre que tenía numerosos granados
en su huerta. Y todos los otoños, colocaba granadas cosechadas de su propio
huerto, en bandejas de plata y a la entrada de su casa. Sobre las bandejas colocaba
un cartel que él mismo confeccionaba y que decía así: “Tomen una granada, son gratis y de mi propio huerto, son ustedes
bienvenidos”.
Pero las personas cruzaban por su casa y nadie
agarraba ni una granada.
Entonces, el hombre meditó, y al otoño siguiente
otoño ya no dejó granadas en las bandejas de plata a la entrada de su casa. En su lugar colocó
un letrero en el que se decía: “Aquí
tenemos las mejores granadas de la tierra, pero las vendo más caras que ningunas
otras granadas”.
Y, créanlo, entonces, todos los hombres y mujeres
del pueblo llegaban presurosos a comprar aquellas granadas.
Adaptación del texto de Gibrán Jalil Gibrán
¡Todas, granadas!
Había una vez pequeño huerto en una pequeña escuela al
que llegaron de visita dos granados. Eran dos pequeños granados sin apenas
ramas y escasas hojas.
Como el lugar era acogedor, decidieron quedarse para
siempre. Al principio, los dos pequeños granados se hicieron compañía el uno al
otro. Una compañía agradable y afectiva.
Con el paso del tiempo, los dos pequeños granados fueron creciendo y los niños y niñas de aquella escuela, se dieron cuenta de su presencia.
Con el paso del tiempo, los dos pequeños granados fueron creciendo y los niños y niñas de aquella escuela, se dieron cuenta de su presencia.
La presencia y las miradas de los niños y niñas les
hicieron crecer y crecer. Crecían cada día, y por fin una primavera generosa
les regaló a los, en otro tiempo, pequeños granados, sus primeras flores. Al
mismo tiempo, junto a sus primeras flores, sus ramas crecieron como por hechizo
y se poblaron de brillantes hojas verdes que custodiaban a las pequeñas flores.
Con el griterío de los niños y niñas de la escuela, los, de entonces, pequeños granados, dieron sus primeros frutos. Granadas amarillento rojizo, granadas grandes y anaranjadas, granadas pesadas y ligeras. Granadas carmín en lo alto, granadas apelotonadas, granadas verdes amarillentas colgantes, granadas moradas y pequeñas. Granadas amarillas doradas… ¡Todas, granadas!
Cuentos que todo
es un cuento
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