domingo, 20 de diciembre de 2015

SONATA DE OTOÑO

Sonata de otoño



Sobre patio de colegio y de árboles frutales, que antes solo era patio de colegio, se vistió de primavera y de verano un día. Hoy, se alcanza el final del otoño con el griterío silencioso de los escolares que dan la bienvenida al invierno entonando su siempre sonata de otoño.



Se fueron primavera y estío


...pero, enfín, así es


Que toca sonata de otoño


Aparte de hojas muertes, y llantos de violín


el otoño traerá sus frutas y flores tardías


harán espléndidos mis días.


Que la melancolía no ocupe más lugar


que un rincón por ahí.


Si emprendo un nuevo curso sin ser un escolar


es por saber de ti,


te invito a mi bosque dorado.


Verás el sol brillar por entre mis ramas,


cuando pises con garbo por sus senderos.


                                                   Letras: "Sonata de otoño" (Javier Krahe)

miércoles, 16 de diciembre de 2015

PLANTACIÓN CEBOLLA

Un agujero y una planta de cebolla babosa…


Alumnado 4º B


Retazos de antaño




Un agujero y una planta de cebollino,
un agujero y una planta de cebollino…

Así eran los versos que recitaban las manos agrietadas de huertanos y huertanas con sus cuerpos encogidos y doblados hacia el suelo, sobre, más que anchos, largos bancales que dejaban molidos sus huesos. En una mano, un buen y apretado manojo de cobollino, en la otra, una plantaera de madera que hincaban en la tierra seca y dura para ir metiendo una planta de cebollino.


 
Campesinos descansando (Gonzalo Bilbao Martínez)

Un agujero y una planta de cebolla babosa, un agujero y una planta de cebolla babosa… con paciencia y entusiasmo, todas las plantas babosas quedaron plantadas. Al final, agua para que queden tiesas como espadas afiladas apuntando al cielo.




Hoy día 12 de noviembre bajamos al huerto a plantar cebolla babosa. Al principio yo pensé que se refería a una babosa, pero no era así.
Primero fuimos al almacén a coger las plantas de cebolla y las regaderas. Luego hicimos un agujero con una plantadera y pusimos las plantas. Por último, llenamos las regaderas y regamos todas las plantas de cebolla.
                                                                                                                     
                                                                                                                                             Lizbeth 4ºB








Hoy hemos ido al huerto y hemos plantado cebolla. Había casi veinte plantas. Las plantamos metiendo la punta de un palo a la tierra y lo sacábamos y luego, metíamos las plantas de cebolla.
Después, el maestro Pepe mandó a Nicolás y Lizbeth que fueran al almacén a por una plantadera.
Por último, cuando nos fuimos, las plantas de cebolla que sobraron se repartieron. Juan Rafael se llevó seis plantas y Juan Antonio y yo nos llevamos una cada uno.
                                                                                                                       
                                                                                                                                             Natalia 4º B








Hoy hemos ido al huerto con Pepe. Primero fuimos al almacén a coger las herramientas.
Hicimos agujeros en la tierra y metimos las plantas de cebolla. Natalia le dijo al maestro si podía tomar fotos con la cámara. También, tomamos fotos Lizbeth y yo. También, le dejamos la máquina a María Lucia.
Luego Alejandro, Juan Antonio, Nicolás y Alexandr estuvieron buscando lombrices. Cuando Alejandro me enseño una lombriz me dio un poco de asco.
Por último, Natalia, Juan Antonio y yo regamos y luego, nos fuimos a clase.                                                                                                                         
                                                                                                                                                Karla 4º B








Con la "plantaera" en la mano



domingo, 13 de diciembre de 2015

PLANTACIÓN AJOS

 Ajos, ajos, ajos… ¡Sanjuaneros!


Alumnado 3º A


Recuerdos





A la maestra Natalia Madrigal

Hizo de su vida lo que el humus hace: abrir la  ternura de su regazo y dejar que en ella germine la simiente, sin detenerse a pensar para quién serán las flores.

Repetía aquella maestra lo que decía el escritor ruso Nicolás Gogol de una viajera de las estepas, que viajaba en los trenes arrojando semillas sobre la tierra yerma.





Los segadores (Pieter Brughel, el joven)

¿Conocéis qué tenemos en esta caja? Todos los alumnos y alumnas saben los que son. Exactamente, son ajos, cabezas de ajos. Aprendimos que las cabezas de los ajos no son raíces, sino la parte baja del tallo que se va engrosando poco a poco hasta formar esa forma tan especial que es la cabeza de ajos.

Después, explicamos la tarea de la siembra de los ajos y para ello, contamos al alumnado que se han de sacar los dientes de ajos, pues son los dientes de ajos los que se pondrán debajo de la tierra para formar una nueva planta con su nueva cabeza de ajos. Dejamos la caja con las cabezas de ajos al alcance de los niños y niñas y pronto se afanan en desgranar las cabezas.


Sólo queda meter cada diente debajo de la tierra. Los niños y niñas se divierten enterrando los ajos y se entregan a ello. Pronto quedan los dientes sembrados y queda tan solo, el riego. 


Dejad que en la tierra germinen




Siempre habrá un Sancho al que decir y un Don, Quijote que dirá:


"Sea moderado tu sueño,

 que el que no madruga con el sol, 


no goza del día; 


y advierte ¡oh Sancho!


que la diligencia es madre de la buena ventura,


y la pereza, su contraria, 


Jamás llegó al término que pide un buen deseo".


Sembrando sobre tierra fructifera





Siembra


miércoles, 9 de diciembre de 2015

PLANTACIÓN CEBOLLA ENTERA

Cebolla entera  bajo el secreto de la tierra oscura


Alumnado 1º A                    

                                                           
Sobre lo escrito




Oda a la cebolla

Cebolla,
luminosa redoma,
pétalo a pétalo
se formó tu hermosura,
escamas de cristal te acrecentaron
y en el secreto de la tierra oscura
se redondeó tu vientre de rocío.
                                            
Fragmento (Pablo Neruda)



Cebollas (Renoir)

¿Qué tenemos en las manos? Todos los alumnos y alumnas lo saben. Son cebollas. Lo raro es coger cebolla seca para plantar en el bancal. Pero así es, ya tenemos en nuestro huerto una plantación de cebolla germinada de semillas y que dentro de poco tiempo tendremos cebollas para consumirlas. Hoy, vamos a aprovechar la cebolla seca para plantar y hacerla reproducir para obtener de cada cebolla varias cebollas que cosecharemos y consumiremos.

Los alumnos y alumnas observaron las cebollas. Los niños y niñas descubrieron fácilmente sus raíces, están bien a la vista. Fijamos el interés del alumnado en el tallo, pues, algunas cebollas estaban un poco grilladas. Después, explicamos el proceso de la plantación que es bien sencilla para todos ellos.

Con mucho cuidado cortamos una pequeña corona sobre el tallo de la cebolla. A continuación, cada alumno y alumna la entierra y la cubre con tierra. Finalmente, con bastante entusiasmo, van regando la tierra que cubre las cebollas ocultas en ella.

Solamente es cuestión de tiempo para ver cómo van asomando los pequeños tallos de las cebollas y se desarrollarán las plantas. 

¡Quedamos a la espera!


Bajo la tierra que te vio nacer




Sobre la misma tierra, vuelves,


cebolla que te vi nacer.


Con tus días que serán noches,


y tu vida, el silencio,


volverás a nacer.


Cargada de renovada ilusión


irás resurgiendo  


multiplicando tu esencia.



Cebolla sobre la cuna de la tierra


lunes, 7 de diciembre de 2015

DE CÓMO UNA NIÑA APRENDIÓ A PLANTAR LECHUGAS

Sembrando letras




De cómo una niña aprendió a plantar lechugas


Como muchos otros días, aquel día, Marta acompañó a su mamá y su papá al mercado. Como siempre, aquel día, se detuvieron en el puesto del señor Matías, el de las lechugas. Al llegar, Marta saludó con prontitud al señor Matías. Sobre el puesto, Matías tenía toda una montaña de lechugas bien grandes y bien hermosas.

La mamá de Marta comenzó a escoger algunas lechugas del montón y de pronto, Marta, extrañada, se quedó mirando una diminuta lechuga que apareció en el montón. Era una lechuga muy, muy, muy  pequeña. Nunca antes había visto una lechuga como aquella. Una lechuga tan pequeña. Rápidamente, Marta cogió la pequeña lechuga  y preguntó qué era. Matías, el de las lechugas, le dijo que era un lechuguino. Jamás había oído aquella palabra y tampoco antes había visto una lechuga tan pequeña. Matías, el de las lechugas, le dijo que si la quería se la podía llevar. Marta se sintió feliz y miró a sus padres con gran satisfacción por tener entre sus manos un lechuguino.

Al llegar a casa, Marta con el lechuguino en sus manos fue a su habitación. Dejó la pequeña lechuga en una mesita y se puso a leer uno de sus libros favoritos. Al ratito, escuchó una voz que le hablaba. Sorprendida, miró al lechuguino y comprobó que quien le hablaba era el lechuguino. Marta asombrada, preguntó si los lechuguinos hablaban. Entonces el lechuguino le contó que las lechugas cuando son pequeñas hablan. Pero solamente a los niños y a las niñas que saben que no le harán daño. Aquella lechuga pequeña estaba segura que Marta era una niña que no le haría daño y que la cuidaría.

Pasaron algunos días y Marta observó que su amigo el lechuguino, estaba bastante pachucho y mustio. Casi ya no le hablaba ni le decía nada. Marta empezó a preocuparse y le preguntó qué le pasaba. El lechuguino con voz muy baja y entrecortada, contó que en pocos días moriría y no podría hacerle compañía. Estaba muy debilitado y sin apenas fuerza. Aquellas palabras del lechuguino dejaron a Marta bastante apenada y llorosa. Y le preguntó qué podría hacer para que se recuperase. El lechuguino explicó que si de verdad quería ayudarle, debía hacer algo. Marta le suplicó que le contara cómo socorrerle. Entonces el lechuguino le contó. Debes coger una maceta, un poco de tierra y agua. Después, pondrás la tierra en la maceta, harás un pequeño hoyo en la tierra y me meterás dentro. Me abrigarás con la  tierra y me regarás con buena agua.

Marta salió de su habitación con su lechuguino y en el jardín de su casa, hizo lo que le había dicho. Cuando el lechuguino se vio dentro de la maceta, empezó a sonreír. Empezaba a recobrar su buen estado. Ahora se encontraba feliz y contento. Marta preguntó al lechuguino si necesitaba algo más. Deberás ponerme al sol todos los días y cuidar que la tierra de la maceta esté siempre húmeda.

Cada día, Marta ponía la maceta con su lechuguino al sol y la regaba cuando la tierra empezaba a secarse. Después de poco tiempo, había merecido la pena. El lechuguino había crecido mucho, mucho, mucho. Marta se sentía bien satisfecha de su buen trabajo y sobre todo, de haber aprendido cómo plantar y cuidar una planta.

Ahora ya no tenía un lechuguino, sino una hermosa lechuga con unas hojas muy bonitas, grandes y verdes.

                                                                               “Sobre historias que me contaron”


martes, 1 de diciembre de 2015

PLANTACIÓN ACELGAS

En invierno… ¡Acelgas!


Alumnado aula de pedagogía terapéutica


Sobre lo escrito




El amanecer que en tierra arada y escarchada,
camina y deja derramadas
lágrimas sobre tiernas plantas.
Amanecer que despierta esperanzas
en corazones lastimados
y almas de sudor y trabajo.
Amanecer,
¡Sembrador de sueños e ilusiones!



En el huerto (Camille Pissarro)
En esta mañana soleada, sobre nuestro huerto convertido en una amalgama de naturaleza, se presentan los alumnos y alumnas del aula de pedagogía terapéutica con todas las ganas por experimentar, conocer y sentir.

Para la ocasión hemos preparado unas plantas de acelgas que nos ha regalado el tío Perico y que él mismo germinó en su huerto.
Mostramos y contamos a los niños y niñas sobre cómo nuestro amigo, el tío Perico, aprovecha las semillas de acelga recogidas en su huerto y las hace germinar. Ahora, solamente queda que hagamos el hueco en la tierra para tener espléndidas y fabulosas acelgas de invierno. ¡Manos a la obra!






Pepe, el maestro del huerto, nos contó que tiene un amigo que se llama Perico y tiene un huerto con acelgas. Él le regaló las semillas de acelgas.

Pepe plantó esas semillas en los envases de yogur. Echó la tierra en los envases y las semillas y luego las regó con agua. Cuando pasó un poco de tiempo nacieron las acelgas y también las raíces.

Pepe sacó las plantitas de los envases y todos mis compañeros y yo hicimos muchos hoyos y plantamos en la tierra y le echamos tierra para tapar las raíces. Después, cogimos las regaderas y le echamos agua.

                                                                  Víctor 3º A, Florina 5º A, Ayoub 6º B y Angy 6º A









El jueves pasado fuimos al huerto para plantar acelgas. Fuimos Daniela, Yaiza, Alí, Víctor, Rayan, Florina, Ayoub, Angy, la maestra Paulina y el maestro Pepe.

Pepe trajo acelgas de su amigo Perico y que nos regaló para nuestro huerto.

Para plantar las acelgas hicimos un agujero en la tierra y las metimos. Después, le echamos tierra por encima y las regamos.

El maestro Pepe llamó la atención a Rayan porque saltó de un bancal a otro y se pudo hacer mucho daño.

Me gusta salir al huerto porque plantamos cosas.

                                                                                                              Juan Rafael 4º B






Mañana de sueños e ilusiones