martes, 20 de noviembre de 2018

DE LA MANERA DE PLANTAR EL CEBOLLINO


“Aquí trayo un poco de cebolla...”



En el huerto (Jules Bretón)



Alumnado 4ºB



Sobre lo escrito



Fragmento: … en paz y buena compañía.

—Aquí trayo una cebolla y un poco de queso, y no sé cuántos mendrugos de pan —dijo Sancho—, pero no son manjares que pertenecen a tan valiente caballero como vuestra merced.

—¡Qué mal lo entiendes! —respondió don Quijote—. Hágote saber, Sancho, que es honra de los caballeros andantes no comer en un mes, y, ya que coman, sea de aquello que hallaren más a mano; y esto se te hiciera cierto si hubieras leído tantas historias como yo, que, aunque han sido muchas, en todas ellas no he hallado hecha relación de que los caballeros andantes comiesen, si no era acaso y en algunos suntuosos banquetes que les hacían, y los demás días se los pasaban en flores. Y aunque se deja entender que no podían pasar sin comer y sin hacer todos los otros menesteres naturales, porque en efeto eran hombres como nosotros, hase de entender también que andando lo más del tiempo de su vida por las florestas y despoblados, y sin cocinero, que su más ordinaria comida sería de viandas rústicas, tales como las que tú ahora me ofreces. Así que, Sancho amigo, no te congoje lo que a mí me da gusto: ni quieras tú hacer mundo nuevo, ni sacar la caballería andante de sus quicios.

—Perdóneme vuestra merced —dijo Sancho—, que como yo no sé leer ni escrebir, como otra vez he dicho, no sé ni he caído en las reglas de la profesión caballeresca; y de aquí adelante yo proveeré las alforjas de todo género de fruta seca para vuestra merced, que es caballero, y para mí las proveeré, pues no lo soy, de otras cosas volátiles y de más sustancia.

—No digo yo, Sancho —replicó don Quijote—, que sea forzoso a los caballeros andantes no comer otra cosa sino esas frutas que dices, sino que su más ordinario sustento debía de ser dellas y de algunas yerbas que hallaban por los campos, que ellos conocían y yo también conozco.

—Virtud es —respondió Sancho— conocer esas yerbas, que, según yo me voy imaginando, algún día será menester usar de ese conocimiento.

Y sacando en esto lo que dijo que traía, comieron los dos en buena paz y compaña. Pero, deseosos de buscar donde alojar aquella noche, acabaron con mucha brevedad su pobre y seca comida.


Capítulo X, primera parte Don Quijote (Miguel de Cervantes)






En huerto limpio, cebollino.



Virtud es —respondió Sancho— conocer esas yerbas, que, según yo me voy imaginando, algún día será menester usar de ese conocimiento.


¡Por fin! Vamos a aprender a plantar cebollito, la planta pequeña de la cebolla.

1.  Elegimos el terreno, lo limpiamos, lo cavamos y lo allanamos.


2.  Colocamos la tubería del goteo sobre el suelo, bien extendida.




3.  Levantamos la tierra de una de las caras del caballón que vamos a hacer y dejamos la tubería en el centro.






4.  Levantamos la tierra de la otra cara del caballón.




5.  El caballón quedará formado y debajo del mismo habrá quedado la tubería del goteo.




6.  Preparamos el cebollino, la planta pequeña de la cebolla. Le cortamos la mitad de las hojas del tallo para que agarre mucho mejor al suelo.






7.  Vamos haciendo un pequeño hoyo con el plantador.







8.  En cada hoyo introducimos un cebollino y tapamos con tierra.





9.  Finalmente, regamos.








Excelente tarea para tan valiente grupo







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