lunes, 23 de marzo de 2020

EL FARAÓN DYOSER Y LA CRECIDA DEL NILO

Sembrando letras

El faraón Dyoser y la crecida del Nilo






El faraón Dyoser y la crecida del Nilo


El río Nilo


En el antiguo Egipto, cada año, entre los meses de  junio y septiembre, las lluvias causaban las ansiadas crecidas del río que inundaban las tierras próximas al Nilo. Después  de cada crecida anual del Nilo, sus aguas bajaban y dejaban al descubierto un suelo extraordinariamente fértil, recubierto de un excelente lodo y fácil de cultivar, lo que garantizaba el alimento y el agua a los grupos humanos que vivían a las orillas de aquel generoso río Nilo. Las magníficas condiciones de aquellas tierras facilitaron  una agricultura que permitió el cultivo de una amplia variedad de cereales, legumbres, hortalizas y especies frutales. Igualmente, se dedicaron bastantes tierras al cultivo del lino y su utilización en la confección de telas.

Sobre la importancia del río Nilo en la antigüedad.




Sentado en su trono, silencioso y apenado, se encontraba el faraón Dyoser.

Egipto había caído en desgracia ya que hacía siete años que la crecida del Nilo era insuficiente. No había agua suficiente para regar las tierras, y las reservas de los graneros, que hasta ahora habían permitido al pueblo alimentarse, se estaban quedando vacíos.

Los meses pasaban y la preocupación del faraón aumentaba. Su pueblo no tenía apenas con qué alimentarse, los campesinos observaban con tristeza los campos secos, los niños lloraban y los ancianos se debilitaban. Incluso los templos se cerraban por falta de ofrendas a sus dioses.




El Nilo se negaba a fecundar la tierra de Egipto. Por eso, decidió pedir ayuda a su amigo y primer ministro Imhotep, arquitecto, médico, mago y astrólogo.

– Nuestro país está sufriendo una grave situación – dijo el rey dirigiéndose a Imhotep -. Si no encontramos una solución moriremos de hambre. Hay que darse prisa y descubrir dónde nace el Nilo para saber cuál es el poder divino responsable de que suban las aguas.

Imhotep se marchó a Heliópolis, donde se encontraba el gran templo de Thot, dios de la sabiduría y protector de los escribas. Buscó entre los libros sagrados y documentos más antiguos que hablaran sobre la crecida del Nilo y volvió al palacio para informar a Dyoser.

– Eres el primer faraón que se interesa por los secretos de los caudales del Nilo – comentó Imhotep mientras desenrollaba un montón de papiros, y prosiguió– Los textos indican que en el sur de Egipto se encuentra la isla de Elefantina. Allí apareció la luz divina cuando decidió dar vida a todos los seres. El Nilo nace en ese lugar, en dos cavernas de donde manan todas las riquezas de la tierra. Cuando lo desea, el Nilo fertiliza sus orillas.

– ¿Quién vigila esas cavernas? – preguntó ansioso el faraón.

– El dios Jnum, quien modela en su torno de alfarero a todos los seres. Se encuentra en Elefantina y retiene bajo sus sandalias el caudal del río. Mientras no las levante no habrá crecida. Jnum es quién dispone las tierras fértiles del Alto y del Bajo Egipto, quien hace crecer el trigo, quien hace posible la producción de piedras en las canteras para elevar los templos. Gracias a él prosperan los animales y las plantas.

Para conseguir que Jnum liberara la crecida, Dyoser tuvo que ir a Elefantina en busca de una paleta de escriba y una cuerda de agrimensor para medir los campos. El faraón imploró los favores del dios pidiéndole la salvación de su pueblo. Pero sus plegarias no fueron atendidas. Sin embargo, decidió quedarse en la isla de Elefantina luchando hasta el final, aunque le costara la vida.

Dyoser, vencido por el cansancio se quedó dormido, y en sus sueños se le apareció el dios Jnum. El rey alzó sus manos en señal de respeto, y el dios le habló.

– Soy Jnum, el dios creador; dame un abrazo para que mi magia te proteja… ¿Qué te sucede Dyoser? ¿Por qué me llamas con tanta insistencia?




– Estoy preocupado por mi país y mi pueblo.

– ¡Tienes motivos para estarlo! Te he dado numerosos materiales para que edifiques templos y construyas estatuas a los dioses y tú no los has hecho. Tienes que restaurar los monumentos antiguos y construir otros nuevos. El pueblo de Egipto debe adorar a sus dioses y el faraón dar ejemplo. Ahora ya sabes los motivos de mi enfado.

Jnum, señor del Nilo y de la fecundidad de las tierras de Egipto, vigilaba las dos grutas que se encontraban en el santuario secreto del templo de Jnum de esta isla. De allí procedían las fuentes del Nilo. Una puerta impedía a los humanos el acceso para evitar que descubrieran el secreto e hicieran mal uso de él.

– Por ti, que eres el servidor de los dioses y de tu pueblo, abriré esta puerta dejando circular el caudal del Nilo. Regará sus orillas y sus campos se fertilizarán. Egipto prosperará – dijo Jnum, y cogiendo de la mano a Dyoser le llevó al fondo de las dos grutas, donde el Nilo dormía en forma de serpiente debajo de sus sandalias.




– Mi maestro de obras Imhotep edificará tu templo en la isla del origen del mundo y tu santuario guardará para siempre el secreto de la crecida del Nilo – añadió el faraón.

Jnum levantó sus sandalias. La serpiente se convirtió en un joven fuerte con la cabeza cubierta de cañas que se emergió en el agua estancada transformándola en una caudalosa riada.

Cuando Dyoser despertó, observó que el caudal del Nilo fluía con fuerza. A sus pies estaba la tabla de escriba con un texto grabado: una plegaria al dios Jnum que nunca debería olvidarse.

Ese mismo día ordenó que iniciaran las obras de construcción de un templo dedicado a Jnum. En sus muros se escribiría en jeroglíficos la plegaria para que cada año subieran las aguas del Nilo regando sus campos y procurando la prosperidad del pueblo egipcio.



Leyenda antiguo Egipto







miércoles, 18 de marzo de 2020

PLANTACIÓN DE BERENJENAS


“Alegría en la villa que hay berenjenas en la plaza”




Berenjenas (Tacuinum Ssnitatis -Manuscrito sobre salud-
, siglo XIV)




Alumnado infantil 3 años


Sobre lo escrito






Sobre los agricultores romanos

 “Más, entre los agricultores se hallan los hombres más fuertes y los soldados más valientes. Y dedicándose a la agricultura es como se consigue la ganancia más digna de respeto, la más estable, la que menos envidias promueve, y, quienes están dedicados a ella, son los que menos traman el mal”.

“Obra agricultura” (Columela)




Ganancia en el huerto







¿Hoy Los más pequeños del cole estaban preparados…¡y  con alegría! Salieron al huerto y lo disfrutaron.






Mostramos las pequeñas plantas de berenjenas y gozan sabiendo que serán ellos quienes las plantarán. Dicho queda que cuando crezcan y las cosechemos, serán ellos quienes puedan probarlas.






Atención… ¡comenzamos el trabajo!






En primer lugar, mostramos las plantas y quedan entusiasmados. Están bien altas y quieren cuanto antes plantarlas. Comenzamos con la explicación y qué atentos están. Se diría que tienen mucha más edad. Tan solo tienen tres años.






Después de la explicación, no había más, empezamos la tarea y todos fueron haciendo los hoyos en la tierra y cada niño y niña iba plantando una berenjena. La plantación fue todo un juego y, sobretodo, un gozo.





Acabada la plantación, aún nos quedaba algo, el riego. Cómo les gustó regar. Pequeños pero con fuerzas para sujetar y aguantar las regaderas entre sus manos.





Finalmente, nos tomamos una foto con nuestros amigos los naranjos y mandarinos… ¡hasta la próxima, en el huerto!




domingo, 15 de marzo de 2020

RECETAS


Una receta para…

¡Ajos tiernos!         


  

Hajogui


Víctor Cuestas Vázquez 5ºB


Ingredientes

·       Ajos tiernos del huerto del cole
·       Habas
·       Guisantes
·       3 huevos
·       Aceite de oliva
·       Sal de cocina



Elaboración


1.     Cortamos los ajos tiernos en trocitos pequeños.

2.    Pelamos las habas y sacamos sus granos.


3.    Igual hacemos  con los guisantes.


4.    En una sartén, con unas cucharadas de aceite, sofreímos toda la verdura y añadimos una pizca de sal al gusto.


5.    Unos minutos después, añadimos los tres huevos para hacer el revuelto.



6.    Le vamos dando vueltas hasta conseguir juntar todos los ingredientes.






Una receta fácil, rápida,rica y muy, muy… ¡saludable!



Una receta para…

¡Lechuga baby!  




 Ensalada de lechuga con frutas deliciosas



Gloria Pujante 3ºA



Ingredientes




·       Hojas de lechuga del bancalico
·       1 manzana
·       Medio mango
·       Pepino
·       6 tomatitos
·       2 rodajas de piña en su jugo
·       Combinado de frutos secos con pasas
·       Aceite de oliva
·       Zumo de limón(1 limón)
·       Sal



Elaboración


1.     Lavar todas las frutas y hortalizas.

2.    Cubrir un plato o fuente de hojas de lechuga.

3.    Igualmente, el resto de frutas y el pepino cortado a trozos no muy grandes.

4.    Añadir el combinado de frutos secos.

5.    Por último, aliñar al gusto.


Rico y delicioso plato

lunes, 9 de marzo de 2020

PLANTACIÓN LECHUGA ICEBERG


 Más fresca que una lechuga”





Siega de centeno (Tacuinum Ssnitatis -Manuscrito sobre salud-, siglo XIV)




Alumnado Aula Abierta



Sobre lo escrito





Sobre el campesino

“Si no dejas que la pereza obstruya tu trabajo, si no insultas con esfuerzos equivocados la riqueza múltiple del jardinero y si no te niegas a endurecerte o ensuciarte las manos al aire libre o extender cestas enteras de estiércol al sol, tierra seca ... Entonces, puede estar tranquilo , su tierra no le fallará ”.

Walafrid Strabo, siglo IX 






Al aire libre










Con el grupo de alumnos del Aula Abierta y una ansiada y esperada mañana, visitamos nuestro esperante e ilusionado que acepta el reto de acogernos. 








El huerto, la mañana, la tierra... provoca a nuestro alumnado. Miradas de inquietud y silenciosas cambian el paisaje del huerto. Hoy, habrá sorpresa, la magia del lugar sorprenderá.








La primera sorpresa, no hay pupitres ni sillas. Un cielo abierto para la ocasión y un aire fresco son cómplices para sorprender las miradas de los niños que escapan por todos los rincones del huerto.








Después, todo discurre como una obra ensayada. Sin equívocos ni, aún disparidad de juicios.









Mostramos las plantas y las observan. Sus ojos reclaman tener entre sus manos las plantas. Y así lo hacemos. Pequeñas manos para pequeñas plantas. Juguetonas lechugas para juguetones niños.








Después, comienza el espectáculo.
Les mostramos los escardillos y poco a poco y de manera ordenada van haciendo los hoyos y dejando al abrigo de su interior las pequeñas lechugas. 








Cuando se acaba la plantación...¡se riega la tierra!








En el mismo sitio que nos saludó la tierra, nos despedimos del frío, de las lechugas, del huerto, de la complicidad y hasta...¡de un maravilloso momento! Porque todo fue un momento.

¡Hasta otro día amiguitos! -Grita silencioso el bancalico.