Tomateras junto a las lechugas
Alumnado 3ºA
Paisaje agricola (Claude Monet) |
Sobre lo escrito
Qué legumbres perjudican á tas tierras, y cuáles les aprovechan.
Pero entre las semillas que he referido, el mismo Saserna
cree que hay algunas que estercolan las tierras y les
son útiles, y otras al contrario, que las abrasan y desustancian.
Que el altramuz, el haba, el yero, la lenteja, la guija y
el alverjon la estercolan. Del altramuz ninguna duda tengo,
como ni de la veza que se siembra para forraje, con tal que
desde que se haya cortado verde se le eche inmediatamente el
arado, y lo que haya dejado la hoz lo destroce el arado y
lo entierre antes que se seque, pues esto sirve de estiércol
porqué si las raíces de ella que se han dejado después de
haber cortado el forraje se secaren, quitarán al terreno todo el
jugo y consumirán su fuerza: lo que tambiem es verosímil
que suceda en el haba y demás legumbres con que parece
se engrasa la tierra: de suerte, que si no se le dá una
labor al instante que se han recolectado estas legumbres , de
ninguna utilidad serán á las semillas que en seguida deben
sembrarse en aquel sitio. De todas, las legumbres que se
arrancan, dice Tremelio, que las más perjudiciales al terreno
son el garbanzo y el lino, por la ponzoña que dejan en él;
el uno porque es de naturaleza salada, y el otro por ser dé
naturaleza ardiente: lo que da también á entender Virgilio
cuando dice : «pues la cosecha de lino abrasa el campo, lo
abrasa la de avena, lo abrasan las adormideras llenas de un
jugoque provoca el más profundo sueño.» Y no hay duda
que con estas semillas se infesta el campo.
Fragmento de “Los doce libros de agricultura” (Lucio Junio Moderato Columela)
Comienzan los días a pintarse primavera y, obviamente, con ello, el buen sol y el buen clima. Para hoy preparamos unas plantas de tomate que queremos mostrar a nuestro alumnado de 3º A y que las planten en nuestro huerto.
Entramos al huerto y nos sentamos. Allí teníamos todo lo necesario para la plantación: escardillos, regaderas y las tomateras.
Lo primero que hicimos fue entregar una planta a cada alumno para que la observaran y pudieran decirnos de qué planta se trataba. No hubo medio de que acertasen. Cualquier tipo de planta les parecía y ninguno tuvo la suerte de adivinar. Dimos algunas pistas. Estuviron oliendo su perfume característico y finalmente… ¡Tomate, tomate! Respondieron algunos. Después, comentamos algunas curiosidades y características del tomate y su planta y quedaron entusiasmados con la información.
Después, de la observación e información sobre el tomate, explicamos las tareas para hacer una buena plantación. Planificamos las distintas tareas y damos comienzo.
Una vez realizada la plantación y haber hecho el riego preciso, nos despedimos hasta nueva ocasión y nuestros alumnos y alumnas se marcharon muy contentos.
Bajo el cielo de nadie
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