LA PODA DE ÁRBOLES FRUTALES
El cultivo de árboles frutales en un huerto, requiere como tarea importante y obligada, la poda o, también, llamada tala. La poda de árboles es el medio que, a lo largo de muchísimos años, el ser humano ha tenido para regular el desarrollo normal de un árbol. El objetivo principal de la poda es conseguir que los árboles se mantengan continuamente renovados, bien dirigidos, formados y equilibrados, y conseguir una continua y máxima producción con la mejor calidad de sus frutos.
Podar es mucho más que cortar ramas de un árbol para despejar espacios. Se trata de una labor fundamental en la huerta y para ello, hay que conocer sus principios y tener en cuenta sus técnicas. Una poda mal realizada puede provocar que el árbol no fructifique como sería lo deseable.
La poda requiere de muchos, o al menos, de ciertos conocimientos por parte de la persona que va a realizar dicha tarea agrícola. Se necesita conocer cuando aplicarla según convenga a las necesidades, las especies de árboles, su condición o naturaleza y el destino futuro de la planta o árbol.
El cultivo de árboles frutales en un huerto, requiere como tarea obligada, la poda de dichos árboles. Con ello conseguiremos que los árboles se mantengan renovados, bien dirigidos y en continúa fructificación.
La realización de una poda correcta fortalece y llena de vigor al árbol. Con ello, mejoraremos su floración y desarrollo y la obtención de excelentes frutos.
Razones de la poda de árboles frutales
Varias son las razones por las que la operación de la poda es importante y necesaria y que, al mismo tiempo, requiere del conocimiento y el fundamento de esta técnica por parte de los podadores.
1. Con la poda controlamos el crecimiento del árbol dependiendo de la especie y damos la estructura y fortaleza necesaria para que sus ramas sostengan el ulterior peso de sus frutos.
2. A través de la poda condicionamos el crecimiento de nuevas ramas.
3. Permite el equilibrio del sistema radicular y las ramas de la planta, con lo que se favorece su nutrición.
4. Se controla la calidad, calibre o tamaño de los frutos.
5. Se favorece la adecuada distribución de las ramas, con ello garantizamos que la luz solar penetre en el interior del árbol, crezca de manera armónica y florezca mejor.
6. Con la poda se elimina partes dañadas o enfermas, con lo alargamos la vida del árbol en condiciones sanas.
7. Por último, por medio de la poda, más o menos radical, de sus ramas y hasta de su tronco, podemos salvar al árbol de su cercana muerte, dándole más fuerza y vigor para que siga produciendo las excelencias de sus frutos.
Los tipos de poda
La poda presenta varias modalidades distintas y, dependiendo del objetivo buscado, podemos dividirla en tres grandes grupos:
1. Poda de formación: se realiza con el fin de llevar el desarrollo del árbol desde el principio, para que el crecimiento de sus ramas queden bien dispuestas y equilibradas.
2. Poda de fructificación: encaminada a regular las flores y los frutos.
3. Poda de conservación de forma: trata de la forma, el tamaño y el equilibrio que se logró durante su etapa de formación. Con esta poda, también, se eliminan las ramas secas y evitamos el envejecimiento prematuro del árbol.
4. Poda de rejuvenecimiento: con ella se permite rescatar aquellos árboles que han quedado, por motivo diverso, descuidados, envejecidos, mal formados o de escasa producción floral. Generalmente, esta poda es bastante más drástica, pues se realiza una gran eliminación de ramas delgadas y gruesas y el árbol queda bastante desnudo.
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Esquema de poda |
La época de la poda
Como norma general, la tarea de la poda se ha de realizar en la época del año en la que los árboles se encuentran con una disminución o suspensión de actividad vegetativa.
La época apropiada para la poda de árboles frutales depende del clima de la zona. Se ha de tener en cuenta las consecuencias del frío y, también, el comportamiento de las heladas. En cualquier caso, la poda de invierno es la más utilizada tanto en los árboles frutales de hueso (melocotonero, albaricoquero, ciruelo…) y árboles frutales de pepita (peral, manzano, membrillo…) y comienza con la caída de la hoja, desde fin de octubre hasta fin de marzo. Sin embargo, como en estos meses sobrevienen los grandes fríos, conviene abstenerse de podar con temperaturas bajas, hielos, escarchas, nieves, etc.
Instrumentos y útiles de poda
Puesto que la poda supone el corte la parte aérea de los árboles frutales y que afectan a determinados elementos de los mismos, ya sean ramillas frutales, ramas de armazón y hasta sus mismos troncos, requieren de unos instrumentos y útiles apropiados para dicha tarea de corte. Entre ellos se encuentran las tijeras de podar, el serrucho y el hacha.
Las tijeras de podar es la que se emplea para la poda de fructificación y desbrote, cortando ramas de hasta dos centímetros de diámetro. No obstante, se utilizan para cortar pequeñas ramillas, cortar flores, etc.
Cuando las ramas son más gruesas, las tijeras de podar pueden no ser la mejor opción, pues cuesta bastante trabajo el corte de dichas ramas, en este caso, se utilizan los serruchos y hachas para las ramas gruesas y troncos.
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