domingo, 16 de febrero de 2020

SIEMBRA DE CEBOLLAS


“Contigo pan y cebolla”



Alumnado 3ºB






Cebollas (Tacuinum Ssnitatis -Manuscrito sobre salud-, siglo XIV)




Sobre lo escrito





Del esperfollo

Recuerdo el «esperfollo» en nuestro dialectal decir huertano (de perfolla, deshojar las mazorcas, quitar la perfolla a las panochas que nos dice Justo García Soriano,en su Vocabulario del Dialecto Murciano) cuya meta estaba en convertir un trabajo monótono y engorroso, casi en un pequeño festín, hasta llegar al rincón de las últimas panochas donde está «el melón». El melón era una sandía por lo general voluminosa tapada por el gran montón de panochas. En el «esperfollo», nosotros los zagalones procurábamos sentarnos durante la faena junto a la zagala que más nos atraía, bien por su belleza, por su simpatía o por su desparpajo. También el rito del «esperfollo» estaba en encontrarlas panochas «colorás».
La grandeza del «esperfollo» era una media fiesta para adolescentes en el barrio y cuando de tarde en tarde se encontraba una panocha «colorá» los varones con sorpresa daban un abrazo a su vecina de al lado, enarbolando su panocha como justificación del abrazo. Las mujeres por el contrario cuando les venía en suerte la «colorá» solían dar el abrazo a otras mujeres por aquello del recato, mientras que, cuando lo recibían de los varones, eso entraba en el reglamento del «esperfollo» con juego limpio, sabiendo ellas a lo que se exponían desde el mismo momento de sentarse a la orilla del montón. Era muyraro que una mujer de aquellos tiempos abrazara a un hombre a no ser que fuese su padre, su hermano o un primo muycercano y los demás que no éramos de la familia de la agraciada hacíamos el primo, de envidia. En algunos casos era costumbre de pegarle un tiento en pequeñascopas de anís para los hombres y algún licor dulce en las mujeres, pues así el corro se estimulaba creciendo la algarabía del monótono y esforzado trabajo de quitar la camisa panochera.

Fragmento de “Requiem por el desperfollo” (Diego Riquelme)





Desde mi huerto







El alumnado de 3º B salió al huerto para sembrar cebolla seca (envejecida) de la que sembrada convenientemente, los cuidados que toda planta precisa en el huerto y pasado el con el eficiente paso del tiempo, obtendremos cebolletas.









Unos días antes de la siembra, les hicimos el encargo de que debían traer de casa una cebolla cada uno. Además, la cebolla si estaba brotada o a punto de brotar, sería aún mejor. Fue algo curioso para los niños y niñas, nunca antes habían visto ni oído, este modo de sembrar.








Ya en nuestro huerto, les explicamos a los alumnos y alumnas que nuestro propósito era sembrar en el huerto unas cebollas secas (de las que tienen habitualmente en casa).  









Les hablamos que la cebolla seca, con el paso del tiempo, se va envejeciendo y comienza a desarrollar por su tallo seco un brote verde que dará lugar a un nuevo tallo. Cuando aparece este brote verde en la cebolla seca es cuando está lista para sembrarla, no obstante, si queremos emplear cebollas en las que no ha aparecido este brote verde, podemos cortar con el cuchillo la parte superior de la cebolla y haremos que comience a brotar más prontamente. A partir de este nuevo brote irán apareciendo nuevos brotes o ramificaciones que son, generalmente, de igual tamaño. En número de brotes puede oscilar entre cuatro y ocho, si bien, en ocasiones su número puede sobrepasar la decena. También, les explicamos que la diferencia con la cebolla obtenida de semilla, es que las cebolletas no desarrollan un abultamiento redondo, propiamente dicho, sino un engrosamiento más irregular en la base del conjunto de las hojas de cada brote. Esta diferencia del engrosamiento se debe a que al desarrollarse varios tallos en la misma cebolla, están bien prietos y el bulbo no toma la forma tan redondeada.








De las cada una de estas plantas, aparecerán, pues, las llamadas cebolletas. De hecho, se consume el pequeño tallo en verde, que está recubierto por diferentes capas de hojas y que dan lugar a un falso tallo de color blanquecino. El conjunto de cebolletas de una misma cebolla cultivada suele tener, prácticamente, el mismo tamaño.








Una vez cosechadas las cebolletas, su consumo suele ser en crudo, generalmente, acompañando a ensaladas o, también, pueden ser acompañantes de guisos.







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