“El vendedor de habas siempre dice que
cuecen bien”
Alumnado 3ºB
Sobre lo escrito
De las habas
Quieren tierra gruesa, sustanciosa, y algo arcillosa,
bien labrada y mullida, en sitios abrigados y un tanto húmedos, pero no
ocasionados á nieblas.
Siémbranse por octubre, y en climas mui frío» por
marzo. La simiente, despues dé tenida uno a dos días en remojo , póngase por
golpes de á dos ó tres granos en liño, escojiendo día de humedad ó lluvia. Los
liños disten entre sí , cuanto quepa el labrador para trabajar y escardar; los
golpes en cada liño, á un pié uno de otro. Luego se cubre y allana el terreno
con la rastra.
La cosecha de habas alterna con las de cereales ú
otras, sin empobrecimiento del campo: si, sembradas espesas, se entierran en
verde para abonarlo, grandemente lo enriquecen.
El haba, verde ó seca, sirve para alimentar al
hombre: en grano y paja se destina principalmente para el pienso y cebo de toda
clase de ganada.
Manual de agricultura (Alejandro
Oliván)
¡Por fin, llegó el día! Estaban con ganas
y con deseos. Pero la paciencia siempre reporta lindos frutos.
Llegó el grupo de 3ºB al huerto, bastante
alegre y llena de felicidad. Dejamos reposar un ratito su algarabía y por fin...
¡nos sentamos! Mostramos unas vainas de habas cosechadas en nuestro huerto el
pasado curso escolar y que habíamos dejado madurar bien. Pronto alguien del
grupo contestó acertando lo que eran, son…¡habas! En cualquier caso, la mayoría
del grupo les resultó difícil reconocer las habas. Era lo que podríamos
suponer, las vainas de habas, probablemente, siempre las habían visto de color
verde, pero esta vez estaban con aspecto negruzco y sucio. Les explicamos
con detenimiento y comprendieron que las habas que ellos cosechan para comer,
se recogen cuando están bien tiernas. Las que vamos a sembrar las cosechemos
bien maduras, después, las dejamos secar a la sombra y el tiempo se encarga de
darles el aspecto que tienen.
Rompimos algunas vainas y comprobaron que
dentro estaban las habas. ¡Pero son de color marrón!, respondieron
inmediatamente algunos niños y niñas. Así es, ya no son verdes como las que comemos.
Las que comemos recién cosechadas están bien tiernas, les respondimos.
Les gustaron las habas maduras y marrones.
Todos querían llevarse unas semillas. Y al final…¡les regalamos algunas a cada
niño! Al mismo tiempo, convenimos con los niños y niñas que se las llevaran a
clase para más adelante sembrarlas en recipientes desechables y que sirvan de
observación y comprobar como germinan y se desarrollan las plantitas.
A continuación, nos pusimos manos a la
tarea. Se comenzaron hacer los hoyos y depositaron en cada uno de ellos tres
semillas. Se cubrieron con tierra, y después, no les faltó el agua. El agua que
les volverá a dar vida.
Maravilosa labor de equipo y con muchas
ganas y entusiasmo. ¡Enhorabuena campeones!
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