sábado, 23 de noviembre de 2019

PLANTACIÓN DE AJOS TIERNOS


“Tan sano es el trabajo como la sopa de ajo”


Alumnado 5ºB



Cosechando granadas ( (Tacuinum Ssnitatis
 -Manuscrito sobre salud-, siglo XIV)



Sobre lo escrito






De unas islas llamadas de los Bienaventurados

 «Gozan de lluvias moderadas y raras y, con unos  vientos suaves y llenos de rocío, ofrecen una tierra muelle y crasa, apta no sólo para ser arada y sembrada, sino que produce frutos que por su abundancia y sabor alimentan sin penas a un pueblo descansado. La igualdad de las estaciones y la suavidad de los cambios hacen reinar en ellas un aire sano; porque los vientos que soplan procedentes del interior de las tierras, por la distancia que recorren, van decayendo y perdiendo fuerza, mientras que los del mar, abrigos y céfiros, portadores de lluvias suaves y moderadas, nutren las plantas con su húmeda bonanza.
 De manera que hasta entre aquellos bárbaros es muy frecuente la creencia de que era allí donde estaban los Campos Elíseos, mansión de los bienaventurados, cantados por Homero».
Plutarco




Plantación firme bonanza









El abuelo Mariano nos regaló dos manojos de cabezas de ajos para sembrarlos en nuestro huerto. Nunca antes habían sembrado ajos, y más aún, ni siquiera sabían cómo hacerlo. Además, les llamó la atención






Les explicamos cómo son los modos y prácticas de la siembra y quedaron sorprendidos. Sobre el bancalico y sentado el alumnado a nuestro alrededor, les comentamos que para sembrar los ajos, necesitamos separar los dientes de la cabeza. Así, sembraremos un solo diente de ajo, y una vez germinado, empezará a desarrollarse para ir engrosándose la base de su tallo, que dará lugar a la cabeza de ajos.






Les hacemos saber que este tipo de ajos se les llama tiernos, porque lo que consumimos es su tallo cuando aún está joven y no se ha desarrollado la cabeza. Algunos alumnos y alumnas comentan que en su casa los consumen, junto a otras verduras, en revueltos y también, salteados. 






Mostramos las cabezas de ajos y aclaramos cuestiones. Las cabezas de estos ajos, las obtienen los huertanos dejando que los ajos tiernos que sembraron, se desarrollen hasta conseguir que alcancen su madurez y poder consumirlos como ajos secos y guardar algunas cabezas para la siembra del año siguiente.






Finalmente, explicamos la tarea de la siembra. Es bien simple, consiste en introducir con los dedos el diente de ajo debajo de la tierra, taparlo con tierra y por último, regar.








Se forman dos grupos de trabajo. Uno remueve la tierra en los bancalicos, mientras que el otro, empieza la siembra. Se intercambian las tareas y al acabar, se riega todo.








Buen trabajo y buena actitud. 






¡Por cierto!...encontraron una lombriz de tierra y fue la protagonista de la sesión.


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