Un,
dos,
tres...
ajos sanjuaneros de simiente
Alumnado 6ºA
Sobre lo escrito
Sobre la Agricultura:
Agricultura no es otra cosa que la arreglada preparación ó abonos de la tierra, plantación de los árboles en ella, injertos de los mismos según la conveniencia respectiva á cada especie, la siembra de granos atendida la costumbre de cada tierra, la disposición y medida de ellos proporcionada á la utilidad y bondad del fruto que deben producir. En esto consiste la recta disposición de las simientes, supuesto que Dios aparta de ellas el daño ó corrupción que en sí puedan tener. También consiste la agricultura en el conocimiento de los terrenos; esto es, cuales sean de buena, cuales de mediana y cuales de inferior calidad. Este principio fundamental es absolutamente necesario. Ademas debe saberse qué árboles, semillas y hortalizas correspondan plantarse y sembrarse en cada terreno, y la elección de las mejores especies. Asi mismo es necesario el conocimiento del tiempo propio á cada especie de simiente, del aire que le conviene y lo mismo respecto á los plantíos. Debe también saberse qué calidad de labor piden las semillas y cuál los plantíos. El conocimiento de la diferencia de aguas es igualmente necesario; esto es que calidad de aguas corresponda á cada especie de plantas ó sembrados y en qué cantidad; también el conocimiento de los estiércoles y su preparación; cuál de ellos convenga á cada especie de árboles, hortalizas, sembrados y terrenos; cuales y cómo han de ser las labores en el cultivo de la tierra que deben preceder á la sementera y después de la plantación: el modo de estercolar é igualar la tierra ó disponerla para que el agua pueda penetrar por toda ella después de regada; la medida ó cantidad de las semillas según sus especies que admite ó puede sufrir la tierra, el régimen en el cultivo de las verduras y los árboles, y el modo de curarlos ó preservarlos de todo el daño ó enfermedad que pueda acaecerles; todo este régimen, repito, es necesario con la continua asistencia en- lo que corresponda á su buena 'conservación, hasta que lleguen á dar fruto; el cual no dejará de ser multiplicado y abundante, mediante Dios. Últimamente el modo de encerrar y guardar los granos y las frutas; de hacer los frutos útiles y provechosos, y de mas respectivo á esta materia.
Libro de Agricultura (Doctor Excelente Abu Zaccaria Jalda Ebn Mahomed Ebn Ahmed Ebn el Awam)
¿Conocéis qué tenemos en esta caja? Todos los alumnos y alumnas saben los que son. ¡Son ajos! No hay lugar a dudas. En concreto…¡cabezas de ajos!
¿Pero qué parte de la planta es el ajo?, preguntamos. El grupo se queda pensativo y hay quien se decide y dice…¡la raíz!
Mostramos las cabezas de ajos y hacemos que fijen sus miradas sobre la parte baja de las cabezas. Allí descubren la zona por donde crecen las raíces. Los niños y niñas comienzan a comprender que las cabezas de los ajos no son raíces. Explicamos, que es la parte baja del tallo que durante el crecimiento de la planta va engrosandose poco a poco hasta formar esa forma tan especial a la que llamamos cabeza de ajos. Después de ello, repartimos las distintas cabezas de ajos y con esmero y prudencia, el alumnado va desgranando y sacando los ajos que pondrán en la tierra para tener nuestro cultivo de ajos Sanjuanneros en nuestro huerto escolar.
Ya en el tierra, explicamos la tarea de la siembra de los ajos y para ello. Delimitamos una zona de siembra. Antes de nada, contamos que es costumbre en nuestra huerta de Molina de Segura, que huertanos y huertanas, para la siembra de ajos, hagan un pequeño caballón en la tierra donde sembrarán los ajos. Después, cogemos una cuerda atada en sus extremos a dos cañas y la colocamos en la tierra para saber dónde irá el caballón y quede bien recto.
El alumnado queda entusiasmado y todos quieron coger la pequeña azada y el rastrillo para hacer el caballón. Primero por un lado y luego por el otro. Finalmente, queda perfecto y nos disponemos, con ayuda de la plantadera y la tierra húmeda, a hacer los pequeños hoyos donde introducirán el diente de ajo con la base del mismo hacia abajo. Les advertimos que dejen los dientes en el hoyo al descubierto y una vez concluida la siembra, cubriremos todos los ajos con tierra. De esta manera nos aseguramos que no dejamos espacio de suelo sin sembrar.
Los niños y niñas se divierten haciendo la siembra y se entregan a ello.
Una vez el suelo sembrado, el riego no se hizo esperar.
Tan cerca mis recuerdos
Otra vez, jugando
No hay comentarios:
Publicar un comentario