RECOLECCIÓN DE RÁBANOS
Es hora de recolectar los rábanos, pues comprobamos que tienen el desarrollo óptimo para ello. Es la clase de cuarto de primaria quien se encarga de llevar a cabo dicha labor. El alumnado está bastante motivado y se siente feliz de salir al huerto.
Antes de la recolección, los niños y niñas recorren los tres bancalicos que hay en cultivo y observan las distintas plantas. Van haciendo comparaciones y preguntas. Preguntan a su señorita, por qué estas plantas están tan pequeñas. Son lechugas y tardan un poco más en desarrollarse. ¡Estas están bien grandes! ¿Qué son? Pregunta Gabriela. Cada planta, continua la señorita Encarna, tiene su ritmo y tiempo de desarrollo. ¿Ven las espinacas? Crecen bien deprisa y los rábanos también.
Organizamos la tarea de recolección y el alumnado se apiña junto a su señorita. Todos quieren ser los primeros en recolectar el primer rábano. ¡Tener paciencia! dice la señorita, todos vamos a recolectar. De manera ordenada y de uno en uno, cada niño y cada niña va extrayendo del suelo la planta. La observan algo incrédulos y hasta sorprendidos. Revisan el tamaño de la planta, sus hojas, su tallo bien cortito y lo más sorprendente… ¡Su raíz, es redonda! Señorita, ¿esta “bolita roja” es raíz? Preguntó Juan Antonio. Si, contesta la señorita, y además, es lo que se come.
Una vez recolectados todos los rábanos, nos agrupamos y realizamos manojos con tres y cuatro rábanos, dependiendo del tamaño. Una vez formados todos loa manojos y atados, los niños y niñas los llevan a cada una de las aulas para que el resto de compañeros y compañeras de los otros cursos los observen y su maestra o maestro les haga probar.
¡Estaban ricos, ricos, ricos?
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