CUIDADOS DE LAS SIEMBRAS
Es hora de volver a salir a nuestro huerto. Advertimos desde hace días que junto a las plantitas que nacieron comienzan a aparecer “la competencia”. Son las malas hierbas. ¿Por qué malas hierbas maestro? Pregunta Jennifer. Se les llama malas hierbas porque crecen mucho y con gran rapidez. Además, desafían y disputan a nuestros cultivos para llevarse el alimento de la tierra. Por tanto, no dejarán a nuestras plantitas crecer con excelencia y las dejarán pequeñas, endebles, enfermizas e inaprovechables.
¡Mano dura con ellas! Responde Naofel, hay que eliminarlas por completo.
El grupo de alumnos y alumnas comprueban la diversidad de malas hierbas que hay presentes en los tres bancalicos. Se detienen en lo que las diferencian. Sus tallos, sus hojas y sus raíces son bien distintas entre si.
Uffff,…ufff… ¡Esta mala hierba se resiste bastante! Claro, ya está bastante desarrollada. Al extraerla, comprueban que la raíz está bastante crecida y avanzada y por eso está bien sujeta a la tierra.
Levantamos las plantas de pepinos, espinacas… ¿Veis? Hay malas hierbas “escondidas” debajo de las hojas y tallos de nuestras plantas cultivadas. Con paciencia van arrancándolas.
Igualmente, empiezan a familiarizarse con el empleo de rastrillos pequeños y azaditas. Con estas herramientas van removiendo el suelo de los bancalicos y queda la tierra bien aireada. Ello contribuye al desarrollo y fortalecimiento de las plantas. Se llenarán de vigorosidad y energía.
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