Tiempo era aquel de la tarea del huerto
Un
huerto había adjunto a la chocita, al que protegían unos pocos mimbres
y
caña reutilizada con su delgada vara,
exiguo
por su tamaño pero fértil en variadas hierbas.
Nada
le faltaba de lo que requieren las costumbres del pobre;
cada
tanto el rico pedía más cosas al pobre.
Y
la pequeña propiedad no comportaba gasto alguno sino dedicación:
si
alguna vez las lluvias o un día festivo lo retenían desocupado
en la
choza, si acaso cesaba el trabajo del arado,
tiempo
era aquel de la tarea del huerto. Sabía disponer las diferentes plantas
y
encomendar las semillas a la tierra oculta
y
desviar los arroyos vecinos de manera apropiada.
Aquí
florecía la col, aquí las acelgas que extienden sus brazos a lo ancho
y
la fecunda acedera y las malvas y las énulas,
aquí,
chirivía y los puerros que deben el nombre a su cabeza
y
la lechuga, grato descanso de alimentos nobles,
...
y crece el rábano en punta
y
la pesada calabaza abultada en ancho vientre.
Fragmento del poema Moretum
(Virgilio)
Exiguo huerto, por su tamaño, pero fértil
en variadas hierbas
Nada la falta de lo que requieren las
costumbres del pobre
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